Creo que voy a disfrutar con este ciclo pues Rocky es uno de mis personajes favoritos de toda la histora del cine. El estreno de “Creed” me ofrece la
excusa perfecta. Aunque esta vez parece que no es él quien va a combatir, sino
que ejercerá de entrenador del hijo del
que fuera su amigo y rival Apolo Creed. Veremos, porque esa fórmula no funcionó demasiado bien en Rocky V.
Rocky representaba el antihéroe, el ejemplo de superación y
esfuerzo, el orgullo de quien parte inicialmente como inferior, el corazón, la
raza, el carácter, la determinación. Un espejo en el que cualquiera podía
mirarse y motivarse con su figura. Un ejemplo, especialmente, para deportistas,
pero perfectamente aplicable a cualquier persona que desea mejorar y superar los
obstáculos de la vida.
No escondía la película su mensaje planfetista, su idea del
sueño americano, en el cual nadie es susceptible de no poder alcanzar el éxito.
Su combate con Apolo (nombre de dios griego) era la perfecta encarnación de
David contra Goliat, el pobre contra el rico.
El guión lo firmaba el propio Sylverte Stallone, ocupación
que también tendría en las sucesivas secuelas. Inicialmente la historia contaba
con un final distinto, más triste, con un Rocky abandonando el corrupto mundo
del boxeo. Pero los productores, entusiasmados con el proyecto, convencieron a Stallone de cambiar ese desenlace.
La idea del relato se le ocurrió a éste tras presenciar un combate entre el
gran Muhammad Alí (Cassius Clay) y Chuck Wepner.
En cuanto al casting, Stallone exigió en todo momento ser
el protagonista, y los productores no
tuvieron otra que tragar. La elección de Carl Weathers como Apolo Creed fue bastante clara, dado su
porte atlético y su comportamiento chulesco. También hubo unanimidad con
Adrian, que
conquistó a Sly con su tono de voz especialmente y su capacidad para meterse en el papel.
Para Stallone el personaje le lanzaría directamente al estrellato y a una gran
saga.
La película fue un éxito en todos los sentidos, tanto de
crítica como de público. Prueba de ellos son los siguientes datos. Tan solo costó
1.075.000 dólares y recaudó la nada desdeñable cantidad de 225 millones de
dólares. No hay que ser ningún experto en finanzas para apreciar la rentabilidad
que supuso. Pero es que la crítica cinematográfica la colmó de elogios, tanto
al film como a la interpretación de Stallone, quien fue nominado por ella al
igual que por su guión. No consiguió esas estatuillas pero sí lo hizo el film como
mejor película, director y montaje.
Montaje que le debía mucho al combate final. Un prodigio de
concentración de imágenes emocionantes, que fue rodado en orden inverso al
natural, comenzando los protagonistas
repletos de maquillaje y siendo aligerados poco a poco.
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