Curiosamente, “La guerra de las galaxias” iba a ser la única película sobre esta historia, habida cuenta de la dificultad para conseguir financiación y distribución. Sin embargo, tras el aplastante éxito de ésta, se decidió completar la trilogía confirmando lo que se convertiría en un fenómeno social. Más tarde, como quince años después, George Lucas nos ofreció la trilogía precuela. Y diez más tarde se ha puesto en marcha la trilogía secuela, por lo que “Star Wars” será la saga más larga y longeva de la historia del cine.
Pero en esta ocasión, se han dado algunos cambios bastante sustanciales. Es la primera en la que George Lucas no participa de ninguna manera, ni en la dirección, ni la producción ni el guión. Aunque si se ha recurrido a él como consultor creativo. No sabemos si se le ha hecho mucho caso, a tenor de unas declaraciones del propio Lucas sobre el resultado de la película.
El caso es que
todos los derechos de explotación de Star Wars, propiedad de Lucasfilms Arts,
la cual fue absorbida por Disney, pasaron a ésta; que ya ha demostrado la
intención de desarrollar más ampliamente el Universo Star Wars. Y aparte de las
tres películas de esta trilogía, se van a hacer dos spin-off (de momento). Uno
de ellos al que ya está en las salas de cine actualmente, “Rogue One”, y otro
sobre Han Solo.
El elegido para llevar a cabo el regreso de “Star Wars” a las pantallas fue J.J. Abrams, considerado un genio de la televisión y que se ha convertido un experto en captar el espíritu nostálgico del pasado, revitalizando y actualizando otra mítica saga como es la de “Star Trek” y recuperando el estilo de ciencia-ficción ochentera con “Súper 8”.
Sin embargo, la terna de directores fue tan variopinta como extensa. En principio, se barajaron nombres de un perfil más bajo como Jon Favreau o Joe Johnston. Después otros ya consagrados como Steven Spielberg o Guillermo del Toro. Pasando por otros tan distintos como Sam Mendes o Quentin Tarantino (no creo que esto fuera en serio, aunque hubiera sido curioso). Y después se pensó en dos directores muy respetados y de actualidad como Zack Snyder o Christopher Nolan (confieso que éste era mi deseado).
Como ya he
dicho, el elegido fue Abrams, quien se centró en recuperar el espíritu de la
primera trilogía. No en vano, en la producción se mantenía Kathleen Kennedy, la
que era la presidenta de Lucasfilms y que tiene una extensisima trayectoria
profesional al lado de gente como George Lucas o Steven Spielberg. Y también se
recurrió a Lawrence Kasdan para colaborar en el guión, quien fue el artífice
del de “El imperio contraataca”.
Uno de los grandes aciertos era la mezcla de personajes ya veteranos con los nuevos. De tal manera, que los Han Solo, Leia, C3PO, R2D2, Chewbacca y Luke Skywalker (tan solo un momento, aunque se le espera para el “Episodio VIII”) y el Halcón Milenario (casi un personaje más); se mezclaban con Rey, Poe Dameron, Finn y Kylo Ren (el nuevo villano).
Por lo tanto, volvían dos iconos de la saga clásica como Harrison Ford y Carrie Fisher. Las incorporaciones corrían por parte de Daisy Ridley (especialmente acertado su fichaje), John Boyega, Oscar Isaac y Adam Driver. Además, hay varios actores a los que no hemos podido ver la cara como Lupita Nyong´o o Gwendoline Christie. Y multitud de cameos ocultos como los de Simon Pegg o Daniel Craig.
Entre las
criticas estuvieron los que decían que la película copiaba descaradamente la
trilogía original y que casi parecía un reboot de ella. Es decir, que hay
algunos que van a quejarse vean lo que vean, amparados en aquello de “cualquier
tiempo pasado fue mejor”. En fin….
En general, el film tuvo una buena acogida tanto de crítica como de público. De hecho, el éxito en taquilla fue absolutamente apabullante, convirtiendo los 200 millones de inversión en 2.068.000 y colocándola como la entrega más taquillera de toda la saga, superando al “Episodio I, la amenaza fantasma”.
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