Casi como cualquiera de las películas dirigidas por Stanley Kubrick, “La naranja mecánica” está considerada una obra maestra del cine. Curiosamente no es un film por el que tenga una especial devoción, aunque reconozco que es una gran película y un clásico incuestionable que considero imprescindible incluirla en este especial.
Parece que Kubrick se adelantó a su tiempo y construyó un relato que bien podría aplicarse a la sociedad actual. Concretamente se hace un retrato de la deformación de valores respecto del sector adolescente, de la juventud, mostrando la devaluación moral extrema sumida en el vandalismo y la ultraviolencia, y eso que aún no existían los smartphones para grabar como le propinan una paliza a alguien, como hacen los adolescentes de hoy en día.
Sin embargo, el tema es una ácida crítica sobre el sistema de reinserción en la sociedad, y los métodos de reeducación. La novela de Burguess, en la que se basa la película, escarba en la “Teoría de Ludovico” acerca del condicionamiento de la conducta humana. Algo de lo que también investigó Skinner, acerca de la posibilidad de condicionar a un sujeto a asociar algo desagradable con una conducta, con el fin de evitarla. No obstante, en principio, esos experimentos fueron realizados con animales. En seres humanos, se condiciona a la persona a que sea incapaz de hacer daño. Lo que cuestiona la película son los efectos secundarios del tratamiento, que hace que la persona en cuestión tampoco sepa defenderse.
Abordemos ahora los aspectos estilísticos. En cuanto a diseño, la película es prácticamente perfecta. Cada decorado está absolutamente recreado de forma artística; el bar, la casa, sobretodo en cuanto a interiores. Inspirado en la corriente “pop art”, de colores blancos y muebles curvos, de formas redondeadas. Es muy llamativa la imagen visual en el film.
Es conocida la afición de Kubrick por incluir música clásica en sus películas. “2001, una odisea en el espacio” es un claro ejemplo de ello. Pero si allí lo utilizó para mostrarnos la armonía que nos proporciona la contemplación del espacio, aquí usó como efecto potenciador de las escenas de violencia, que son bastantes, como con la novena sinfonía de Beethoven, entre otras.
Sinceramente no es una película que me resulte cómoda de ver, la extrema violencia con el efecto multiplicador que mencionaba de la música y su agresiva temática con secuencias como la que hemos visto de la violación y el momento “ojos abiertos”, pero indudablemente es una película especial.
En el momento de su estreno, fue censurada en varios países, entre ellos España, Argentina, Australia, Finlandia, Alemania, Holanda, Noruega, Suecia, México, Japón. Y en Reino Unido fue clasificada como “X”. Por cierto que el rostro icónico de la película, Malcolm McDowell no tuvo una carrera muy exitosa. Fue “Calígula” en la película de homónimo título y de dudosa calidad. Sin embargo, interpretó al Dr. Loomis en los remakes de “Halloween” de Rob Zombie.
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