Escenas Míticas: Zombies - 28 días después

 

 

   Esta película supuso un sorpresón para mí. No es que no confiara en Danny Boyle, uno de mis directores favoritos, para saber captar la atención del espectador. Pero en este género tan trillado no veía que un director de cierta entidad pudiera aportar mucho. Pero Boyle volvió a dar su particular visión de un apocalipsis zombie, con una atmósfera muy distinta de lo que estamos acostumbrados y un mensaje social acerca de la naturaleza del hombre.

 

 

 

      Es frecuente en el cine zombie, que el problema se presente de repente y sin explicación ninguna que, en muchas ocasiones, no llega a darse en todo el argumento. No es el caso de este film, ya en el propio prólogo se nos explica cual es el origen del virus (una especie de rabia), donde ocurre y porque se extiende. Boyle no quería que la gente se entretuviera pensando estas cosas. Tenía otro objetivo en mente.

 

 

 

 

   Sinceramente creo que estas son las imágenes más impactantes y más escalofriantes del film. La visión de un Londres desierto y apocalíptico, sin rastro de vida humana y con el ineludible efecto del abandono es un comienzo aterrador. Ya no digamos si acabas de despertar tras estar un mes en coma.

 

 

 

     A estas alturas, el protagonista ya sabe que algo verdaderamente importante ha pasado. Pero lo cierto es que no ha visto a nadie a quien preguntar que ha pasado en realidad. El caso es que su primer contacto no es para nada agradable y se enterará de lo ocurrido durante su sueño de la peor forma.

 

 

 

   Cuando creían que lo peor ya había pasado, cuando ya se veían bajo la protección de soldados británicos, es cuando se dan cuenta que están en manos de algo mucho peor que un zombie, el hombre. Lo que esos soldados pretenden es utilizar a las mujeres (una de ellas es prácticamente una niña) para satisfacer sus más bajos instintos. Es hasta aquí donde Danny Boyle quería llevarnos, hasta ver que el hombre puede convertirse en un animal y no siempre hace falta que sea por medio de un virus.

 

 

 

   Cillian Murphy conseguía una actuación muy destacable, y hoy en día, me parece un actor dotado de gran talento y que siempre aborda papeles interesantes. En este caso, su personaje no está por la labor de dejar que las dos chicas sean violadas por los soldados e inicia su propia transformación animal (de nuevo este tema) dando caza uno por uno a todos ellos.

   La película obtuvo muy buenas críticas a un lado y al otro del charco, lo que no es nada fácil, y dio lugar a una secuela de la cual pondré un par de escenas más.

 

 

   La secuela, que como bien dice el título "28 semanas después", hacía una recreación de la epidemia pero como unos seis meses después, cayó a cargo del español Juan Carlos Fresnadillo. Y tengo que decir que lo hizo bastante bien. Al contrario que Boyle, él si apostó por una película más puramente de zombies, con más dosis de sangre, mayor cantidad de violencia, algunas caras conocidas (Jeremy Renner, Rose Byrne, Robert Carlyle) y mucha acción.

 

 

 

   Esta escena me parece memorable. Un comienzo brutal en el que se mezcla el dilema moral del protagonista de tener que abandonar a todos sus seres queridos para salvarse en esa carrera (los infectados corren que se las pelan) agónica hasta la barca. Una secuencia cargada de tensión, de fuerza, de emoción y de terror.

 

 

 

   En esta otra escena, se puede advertir ese cambio respecto a la primera parte en cuanto a la generosidad con la sangre. La imagen del helicóptero haciendo, literalemente, pedazos a todos los zombies con la hélice del rotor principal es impresionante.

   Fresnadillo hizo mucho más que cumplir con su trabajo en este film. De hecho, cosechó también buenas críticas y tuvo una apropiada acogida en taquilla. Ahora, a la espera de la tercera parte de la trilogía, "28 meses después" la cual volvería a estar en manos de Danny Boyle pero que no deja de sufrir múltiples retrasos a causa de la ajetreada agenda del director, el estreno de "Guerra Mundial Z" puede haber truncado los planes, de nuevo, de hacer mostrar una epidemia en todo el planeta.