Los productores Jerry Bruckheimer y Don Simpson volvieron a reunirse con Tony Scott para realizar una película de temática militar poniendo en marcha la fórmula que ya funcionara con "Top Gun". Y si aquella se realizara en el aire, ésta se metían bajo el océano, a bordo de un submarino nuclear norteamericano.
Tony Scott contaba con mucho más crédito a la hora de abordar este proyecto. Su sentido estético, muy ligado al comercial, y por tanto, a la taquilla, les venía al pelo a los productores para hacer una buena película que encima atrajera al público a las salas.
A bordo del Alabama, el capitán y sus oficiales discuten temas más filosóficos que otra cosa. Sirva la escena para demostrar los tan diferentes planteamientos que mantienen al capitán Ramsey (Gene Hackman) y su segundo Hunter (Denzel Washington) y que se pondrá de manifiesto más adelante.
Scott demostró una vez más su buena mano a la hora de manejar actores de gran calibre. La escena es de una tensión brutal. El director saca partido a través de sus característicos primeros planos de la enorme capacidad interpretativa de Gene Hackman, que está soberbio, y Denzel Washington, que no le va a la zaga. Comparo este duelo interpretativo con el mantenido por Tom Cruise y Jack Nicholson en "Algunos hombres buenos".
Si el reparto contaba con dos auténticas estrellas de la gran pantalla, no podemos decir que el elenco de secundarios fuera malo, ni mucho menos. El efectivo Geroge Dzundza, Viggo Mortensen (antes de ser el montaraz Aragorn), James Gandolfini, Jason Robards, Ryan Phillippe, . . .
La película tenía una ambientación clautrofóbica muy conseguida. Está llena de momentos de tensión e incluso plantea ciertos dilemas morales. Se colocaba a la par de filmes como "La caza del Octubre Rojo". Optó a varios oscars de carácter técnico (sonido, montaje, efectos sonoros) y tuvo buena respuesta tanto en taquilla como de crítica.
Una pena la pérdida de este director.
No hay comentarios:
Publicar un comentario