De todas las películas que repasamos este mes quizá ésta sea la que menos se ajusta a la temática. De hecho, es más fábula que fantástica. Pero es un film al que le tengo un tremendo cariño y que es muy apropiado (y muy programado en televisión) por estas fechas navideñas. Por lo tanto, vamos a ver unas escenitas.
Para ser un género, digamos, no tan mayoritario como el de acción o el terror, los directores que se han sumergido en el mundo de la fantasía no son precisamente de poco calibre. Veamos, hemos visto a Wolfgang Petersen, Ridley Scott, veremos a Ron Howard (ya doy pista con ello) y en este caso a Rob Reiner. Como decía antes, la película tiene toques fantásticos pero se emparenta más con un clásico cuento mediaval lleno de luchas a espada, princesas y castillos.
Sin duda, una de las partes del guión más ingeniosas a la par que cómicas, con un juego de astucia con el que se juegan a la princesa. Por cierto, ésta está encarnada por Robin Wright, actriz con la que tuve un flechazo en mi infancia. Pero vamos, la cosa no llegó a nada, sobre todo porque nunca llegué a decírselo. Bueno, que me voy por las ramas
Si he añadido esta escena es por la gracia que me hace. Porque uno de los ingredientes, muy acertados, del film es precisamente su constante y omnipresente sentido del humor. Westley, que se hace pasar por un famoso pirata, somete a Buttercup (Wright) a un interrogatorio para poner a prueba su amor por él. Lo gracioso viene cuando ella se da cuenta que es su antiguo amado y ocurre como vemos en las imágenes.
Digamos que ésta es una de las partes donde se reconocen algunas de esas gotas fantásticas representadas en ese bosque tenebroso y, sobre todo, en una especie de ratas gigantes que hasta Westley pensaba que no existían. No vamos a decir que los roedores estén excesivamente bien recreados pero como ya he dicho en otras ediciones de esta sección, me encanta cuando salen criaturas y se ve claramante que son muñecajos. Tiene su encanto.
Sin duda, la secuencia que vemos ahora no podía faltar. La representación "española" de la historia, Iñigo Montoya clamando venganza contra el hombre de seis dedos que mató a su padre y pronunciando sin cesar: "Mi nombre es Iñigo Montoya, tu mataste a mi padre, prepárate a morir". Frase tan simplona como efectiva.
Decir que los intérpretes estaban geniales en sus roles. Hasta André, el Gigante (¿Alguien recuerda "Pressing Catch"?) Que Cary Elwes no tuvo ningún otro papel destacado pero aquí se sale. Que no entiendo porque Robin Wright es una actriz tan desaprovechada hoy en día (en "Forrest Gump" me encantó). Que el guión estaba plagado de perlas en forma de diálogos ( "-Inconcebible. - Sigues utilizando esa palabra y yo no creo que signifique lo que tú crees que significa"). Y que Buttercup, el nombre de la princesa, traducido literalmente al castellano significa "taza de mantequilla".
En definitiva, que pasen ustedes una buena noche y si les apetece vuelvan a ver esta joya. FELIZ NAVIDAD.
Todo un clásico del gran Rob Reiner. Saludos :)
ResponderEliminarLa banda sonora de esta película es una delicia. Soy una enamorada de la música de Mark Knopfler y de los míticos Dire Straits.
ResponderEliminarFelices fiestas
La tengo preparada para ponerla en estos días. Feliz Navidad.
Eliminar"Mi nombre es Iñigo Montoya, tu mataste a mi padre, prepárate a morir", todo un clásico dentro del elenco de frases clásicas. Cosa curiosa, leí el libro y me dejó algo frío; será porque he visto la peli mil millones de veces... y las que quedan.
ResponderEliminar¡Saludos!
Traffic Club
Vigilando el cielo
No he leído el libro, no te puedo decir. Ocurre muy pocas veces pero a veces la película supera al libro en el que se basa. Por ejemplo, "Forrest Gump" o "Apocalypse now".
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