martes, 20 de mayo de 2025

Escenas Míticas: Acción al aire - Plan de vuelo: desaparecida




   Uno de los argumentos típicos de las películas cuyas historias se desarrollan en el interior de un avión es el del secuestro. Pero habitualmente se trata de secuestrar el avión propiamente con toda su tripulación y pasaje incluidos. De ahí radica la diferencia de esta película, donde se plantea el secuestro de uno sólo de los pasajeros. Y eso sí representa un punto de originalidad frente a otros títulos similares.




   El de esta ya nos aclara que hay una persona desaparecida, algo que se añadió en el título en España pues el original simplemente dice “Flightplan”, es decir, “Plan de vuelo”. Por tanto, el hecho de que sea un secuestro o no está, nunca mejor dicho, en el aire. Porque incluso se cuestiona la existencia de dicha persona, poniendo constantemente en duda la cordura de la protagonista.



   Una trama que nos recuerda inevitablemente al maestro del suspense, Alfred Hitchcock. Y como no iba a hacerlo, si tiene tantas similitudes con una de las películas del comienzo de la carrera del cineasta, “La dama desaparece”, de 1938, que incluso hubo quien consideraba esta como un remake encubierto de aquella. Cosa que negaron los creadores de la historia.



   Que defendían que la verdadera inspiración de la película, era reflejar algo que le había pasado a uno de ellos y que se dio cuenta que era uno de los miedos, que puede llegar a convertirse en una verdadera psicosis, que es para los padres el temor de perder a sus hijos en un lugar público.



   Ahí es donde entra en juego la idea de que el lugar sea el interior de un avión de pasajeros, del que evidentemente nadie puede salir. Es por eso que se plantea que la hija desaparecida ni siquiera haya llegado a subir al medio de transporte. Por tanto, el avión aquí ejerce como escenario claustrofóbico para una historia de suspense, como decía, muy hitchcokiana.



   No extraña por ello la elección del modelo de avión, en este caso, el Airbus A380, el más grande del mundo, con dos plantas a lo largo de todo su fuselaje, superior al famoso Boeing 742, conocido como Jumbo, que lo había sido anteriormente durante casi cuarenta años. Aunque no se rodó en uno real. Los exteriores corresponden a una maqueta a escala, que era una décima parte de su tamaño real, cuyas imágenes fueron tuneadas digitalmente.



   Aunque se dice en algunos medios que los interiores si se rodaron en un Airbus real, lo cierto es que se construyó un decorado de 36 metros de largo que ejerció como escenario durante casi todo el metraje de la película. Por cierto, se hace referencia en ella, que existían protocolos de actuación en el interior posteriores al 11-S.



   El protagonista iba a ser Sean Bean. De hecho, su nombre era Kyle Pratt. Pero se cambió de idea, cambiando a su vez el sexo del personaje principal, tras ver como Jodie Foster interpretaba a una madre también con un estado anímico y psicológico cuestionable y que defendía a ultranza a su hija en “La habitación del pánico”. De hecho, son personajes con muchas similitudes. La propia Foster pidió que no se cambiara el nombre protagonista.



   Sean Bean tomó un personaje secundario y a ambos les acompañó Peter Sarsgard. Estos dos, Bean y Sarsgard confesaron que tenían pánico a volar, y que solo lo hacían cuando era estrictamente necesario. Ese trastorno se conoce como aviofobia. El reparto se completaba con Erika Christensen y la ya veterana Greta Scacchi. Y fue el primer papel de Matt Bommer en una película. Pero vamos, que hay que estar muy atento para no perdérselo.



   Tras la cámara, el alemán (igual que la nacionalidad de la película), Robert Schwentke, director con una carrera no muy extensa, con títulos como “Más allá del tiempo”, “Red” y dos secuelas de la saga “Divergente”. La película tuvo mayoritariamente críticas positivas y fue un buen negocio. Costó 55 millones de dólares y recaudó 223 en taquilla.



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