martes, 26 de septiembre de 2017

Escenas Míticas: Agentes secretos - Mentiras arriesgadas




   Da igual a que agencia o servicio secreto pertenezca, al final todos los agentes secretos descienden de 007. A partir de ahí cada película introduce sus propias variantes y pinceladas, pero en esencia es James Bond quien los inspira. Eso debió pensar James Cameron cuando pensó en hacer su propia versión de esta temática.




   Está claro que la corona de “Rey Midas” de Hollywood es de Steven Spielberg, pero hay otros directores que cuentan cada uno de sus estrenos por éxitos. Uno de ellos es James Cameron. Por cierto, que esta película es muy del estilo de otro de esos rompedores de taquilla, como es, pese a quien pese, Michael Bay. Claro está, Cameron no abusa de ese electrizante montaje característico de Bay, pero si apuesta por el espectáculo.



   James Cameron se saltó su línea de ciencia-ficción con títulos tan rompedores como “Aliens, el regreso”, “Abyss” y las dos primeras partes de “Terminator” para apostar por una fórmula de acción muy espectacular mezclada con grandes dosis de humor. Y más concretamente de héroes emparejados. Algo que copió “Sr y Sra Smith” por ejemplo.



   Hay que decir que todavía quedaban algunos años para el 11-S, y el pueblo americano no tenía ese miedo a sufrir un atentado en suelo estadounidense. Se podían permitir el lujo de tomarse a broma la película, de aceptar el argumento como una comedia. No me imagino estrenarse esta película, que se basa en el terrorismo islámico atentando directamente contra USA, tras la caída de las Torres Gemelas.



   El caso es que Cameron tenía muy claro cuál sería el tono de la película. Una apuesta clara por el cine espectacular, por el blockbuster, con escenas de acción verdaderamente impresionantes, como la del Harrier, pero con ese toque de humor, como el striptease de Jamie Lee Curtis, que está entre lo más sensual de toda la década de los noventa.



   Sin embargo, no es ni mucho menos una película redonda, aunque sus grandes virtudes son capaces de enmascarar sus defectos. Pero haberlos haylos. Por ejemplo, su estructura es irregular y varias veces se rompe el ritmo, especialmente en la parte central, con el conflicto matrimonial cuando el guión se olvida de la trama terrorista durante unos buenos gags que contribuyen al entretenimiento. Se le va la mano con la duración.



   El reparto era tremendo. Comencemos por los secundarios. Tom Arnold que se podría decir que es el personaje más gracioso. Un habitual de los rodajes de James Cameron, su Bill Paxton (su escena es lo más cómico de la película. Un clásico como terrorista árabe como Art Malik. La jovencísima Eliza Dushku (era una niña) que luego se convirtió temporalmente en una estrella del terror teen. Y un casi cameo de Charlton Heston con un parche en el ojo en un claro guiño a Nick Furia.



   Pero el secreto del éxito está en la sorprendente química entre Arnold Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis, sobre todo por parte del austriaco. Aunque es cierto que tampoco es que la comedia haya sido un género que no hubiera tocado, “Los gemelos golpean dos veces”, “Poli de guardería” y mucho más cercano a su personaje aquí, “El último gran héroe”. No obstante, aquí la verdadera estrella fue la otra “reina del grito” en “La noche de Halloween”, Jamie Lee Curtis.

   En general, las críticas fueron buenas. Y económicamente tampoco le fue mal. Invirtieron 115 millones y consiguieron en taquilla 400. Hoy en día, está considerada todo un clásico de acción de los 90, que tiene el mérito de no haber envejecido prácticamente nada.

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