jueves, 30 de junio de 2016

Escenas Míticas: Espada y Brujería - Los inmortales




   Puede parecer extraño incluir este título en un especial de “Espada y brujería” cuando uno se hace más referencia de películas tipo “Conan, el bárbaro” o “Excalibur”. Pero lo cierto es que cumple con las bases propias del subgénero, solo que extiende la acción de la historia hacia la era contemporánea. Por lo demás, hay espadas y hay brujería por doquier.




   El director fue el australiano Russell Mulcahy, que si bien no es un director de grandes obras, si tiene algunas que incluso están consideradas de culto, como son los casos de “Razorback, los colmillos del infierno (sobre un jabalí asesino)” o la adaptación del comic “La sombra”. Otras más conocidas como “Resident Evil, extintion” y oportunistas como “Resurrección”, aprovechando la estela de "Seven".



   El reparto destaca principal y sorprendentemente por la presencia de Sean Connery (por cierto, un inglés haciendo de español), que daba suficiente atractivo de por si al film, aunque fuera secundario. Y el, por aquellos años, de moda, Christopher Lambert. Actor que con esta película y la que podría ser su mejor actuación con su papel como “Tarzán” en “Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos”, pero que con los años cayó en picado protagonizando solo productos de serie B.



   También con esta película, Mulcahy consiguió un título que a la postre ha quedado de culto y que tiene su respeto bien ganado pero que en un principio no tuvo para nada el éxito esperado. No es que fuera un fracaso tampoco, pero digamos que tuvo una acogida fría. Y eso que tenía unos efectos especiales resultones.



   Es curioso como ciertas películas pueden dejar frases para la posteridad. La de “Los inmortales” es inconfundiblemente la siguiente: “solo puede quedar uno”. Es que la conoce hasta el que no la ha visto. Y para que solo quedara uno, la única manera de acabar con tu oponente era separarle la cabeza del cuerpo, es decir, la decapitación.



   Pero, como los “Gremlins”, también tenían sus reglas. Por ejemplo, no podían combatir en suelo sagrado. Además, tenían que hacerlo solos, sin ayudas o injerencias de terceros. Tampoco podían tener hijos. Y al parecer, el final debía darse donde en la actualidad se encuentra, como no, Nueva York.



   Aparte de señalar que el famoso grupo de rock “Queen" aportó unos cuantos temas musicales, solo me queda por decir que se dio lugar una saga con al menos tres secuelas más, aunque de mucho menor nivel.

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